Este libro es crucial no solo para entender la figura de Jenkins, sino también para comprender las dinámicas del poder y la riqueza en México durante el siglo XX.
Publicado en 2016, “En busca del señor Jenkins: Dinero, poder y gringofobia en México”, es una exploración profunda de temas como el imperialismo económico, la xenofobia, y la interacción entre el capital extranjero y la política local. Jenkins se convierte en una figura simbólica de estas tensiones, siendo a la vez un benefactor y un explotador, un innovador y un conservador.
William Oscar Jenkins Biddle nació en Shelbyville, Tennessee, Estados Unidos el 18 de mayo de 1878 y creció en el medio rural de los Estados Unidos bajo la fuerte influencia del calvinismo protestante que exaltaba, entre otros, los principios de laboriosidad y del ahorro para alcanzar las riquezas, el éxito y el honor, principios que fueron la columna vertebral de su actuación empresarial. Llegó a Aguascalientes en 1901 acompañado de su esposa Mary Street y trabajó como mecánico en los ferrocarriles por 50 centavos al día. En 1906 obtuvo un pequeño capital para dedicarse al comercio de camisería rodante.
Llegó a Puebla en 1905 con un capital ahorrado de 13 mil pesos. Fabricó medias y calcetines en un taller doméstico en colaboración con su esposa, ya sea transportando productos en un carrito de dos ruedas o trabajando para León Rasste, un destacado fabricante en la industria textil. Más tarde pasó a ser empleado y luego socio de don Guillermo H. Ardacker en su fábrica de medias La Corona. Hacia el año de 1910 Jenkins controlaba casi la totalidad el mercado de calcetería económica en todo el país.
Al inicio de la Ley seca en los Estados Unidos, Jenkins incursionó en el negocio azucarero y del alcohol. Para 1938 ya era dueño del Sistema Azucarero de Atencingo, habiendo adquirido todas las haciendas dedicadas a este ramo. A mediados de la década de 1940, Jenkins compró del gobierno 5 millones en bonos a través de Nacional Financiera. Prestó 25.6 millones de dólares a los contratistas que construían la carretera México-Querétaro de cuatro vías al agotarse los fondos. Al mismo tiempo, ofreció al gobierno 80 millones de dólares para financiar el proyecto de la carretera México-Puebla.
Ningún otro negocio le trajo más notoriedad a Jenkins que la cadena de cines. Comenzó con la adquisición de una sala de exhibición en la ciudad de Puebla en 1939, en la época en la que el cine era la principal diversión. Al poco tiempo Jenkins y su socio Gabriel Alarcón forman la “Cadena de Oro” compuesta por los cines Reforma, Guerrero y Colonial, en tanto que el Coliseo, el Variedades y el Constantino eran administrados por los hermanos Espinosa Yglesias. Los dos grupos se fusionaron constituyendo la Compañía Operadora de Teatros, S.A. con Jenkins a la cabeza. El grupo continuó construyendo y adquiriendo salas de cine por toda la República hasta controlar el 80% de los cines del país, así como la misma producción cinematográfica nacional a la que financiaba casi en su totalidad.
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Jenkins fue un hombre trabajador, metódico y austero. Fue una figura controvertida, admirada por su habilidad empresarial y criticada por su influencia política y las acusaciones de explotación. Jenkins murió el 4 de junio de 1963 como consecuencia de un paro cardíaco en la ciudad de Puebla.
Jenkins y su relación con Puebla
La figura de William O. Jenkins es particularmente importante en el estado de Puebla en el aspecto económico, social y cultural por las siguientes razones:
- Impacto económico: Jenkins fue un empresario e inversionista prolífico. Involucrado en diversos negocios como la industria textil, el cine y la agricultura, jugó un papel crucial en la modernización económica de Puebla. Sus inversiones y emprendimientos generaron empleo y contribuyeron al crecimiento económico de la región.
- Desarrollo de la industria del cine: Jenkins fundó y construyó cines en la ciudad de Puebla, lo que no solo fomentó el entretenimiento y la cultura, sino que también ayudó a modernizar la infraestructura urbana.
- Filantropía y educación: A pesar de las controversias que rodearon su vida, Jenkins también es recordado por sus contribuciones filantrópicas, especialmente en el ámbito educativo. Su legado incluye la fundación de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), una de las universidades privadas más prestigiosas de México.
- Influencia política y social: Jenkins acumuló no solo riqueza, sino también un considerable poder e influencia política. Su capacidad para navegar y a veces manipular el panorama político de México tuvo un impacto significativo en Puebla, influenciando decisiones políticas y sociales.
- Representación de la gringofobia y relaciones México-Estados Unidos: La vida de Jenkins también es un reflejo de las complejas relaciones entre México y Estados Unidos. Su figura generaba sentimientos encontrados, desde admiración por su éxito empresarial hasta resentimiento y desconfianza por ser un extranjero poderoso en tierras mexicanas. Esto lo convierte en un caso de estudio importante para entender las dinámicas de la “gringofobia” en México.
- Transformación urbana y social de Puebla: Las inversiones de Jenkins en infraestructura, tanto en el sector del entretenimiento como en el industrial, cambiaron la fisonomía de la ciudad y sus alrededores.
La importancia de William O. Jenkins en Puebla se debe a su impacto multidimensional. No solo transformó el paisaje económico y urbano de la región, sino que también dejó una huella indeleble en su tejido social y político, siendo una figura emblemática de las complejidades de la influencia extranjera en México.
“En busca del señor Jenkins” es más que la biografía de un hombre, es un estudio minucioso de un período crítico en la historia de México.
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