Se pronuncia «shanenetla» y es un Barrio «Bravo» que fue rescatado y revalorizado por un grupo de artistas a través de 75 murales pintados en las fachadas de sus laberínticas calles.
En este barrio ubicado en las faldas del cerro de Loreto y Guadalupe se asentaron en el año 1551 los alfareros que trabajaban un barro llamado «xalnene» de ahí surge el nombre del barrio que proviene del nahuatl: «xalnenetl», un tipo de gravilla que abunda en la zona; y la terminación –tlan, «lugar». Esta piedra arenisca, de origen volcánico, se utilizaba para la construcción de las casas coloniales en Puebla y por eso se establecieron las primeras ladrilleras en la zona. El nombre oficial y actual «Barrio de Xanenetla» se comenzó a usar en el año 1735.
Con el paso del tiempo el barrio se fue sumiendo en la pobreza, la marginación y el olvido, llegando a conocerse como un barrio «peligroso», escenario de conflictos vecinales, asaltos y presa de su propio mito urbano.
En 2009 el Colectivo Tomate llegó para hablar con todos los vecinos e iniciar un gran proceso de transformación que, además de lo estrictamente artístico, incluyó el soterramiento de alumbrado público para mejorar la imagen y charlas con los vecinos para convertir su barrio en un atractivo turístico que beneficiaría a todos. Tres años se tardó en finalizar el proyecto que contó con la participación voluntaria de 100 artistas.
El paseo comienza llegando por la Av 5 de Mayo e ingresando al barrio por la calle 4 Norte. Enseguida aparece la Plazuela de Texcoco con la fuente que fue entregada a los vecinos en agradecimiento por su colaboración en la construcción del Cuartel de Dragones (o Cuartel de San José) al otro lado del río en el año 1781.
La temática de todos los murales está relacionada con la identidad del barrio: «Quienes fuimos. Quienes somos. Quienes queremos ser». Cada vecino que prestó su pared para este proyecto tiene un mural que cuenta su propia historia.
El mural de la casa de los espantos fue realizado por el artista español Liqen. La obra se llama «Elotl» palabra que significa «maíz», alimento principal en México. El artista creó una analogía con estos elementos y pintó en cada uno de los granos de elote, una persona o un animal, como representación de la unión que poseen la familias mexicanas.
La leyenda de “Los Plateados”
La leyenda cuenta que en la época colonial, la banda de «Los Plateados» robaba y venía a dejar su botín al lado de la Iglesia de Santa Inés. Se dice que en una de las batallas a uno de los jinetes lo decapitaron y el caballo siguió corriendo con el cuerpo del hombre sin cabeza. Cuentan que a veces se oye en esta calle el galopar del caballo con el charro sin cabeza.
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