La “Cabeza de caballo”, más conocida como “El Caballito de Sebastián”, es una obra creada por el escultor Enrique Carbajal. Se inauguró el 15 de enero de 1992 y tiene dos objetivos principales: sustituir a “El Caballito” de Manuel Tolsá (obra que actualmente se encuentra frente al Palacio de Minería) y ser una chimenea que disipa los vapores del drenaje profundo.
Una de las obras más icónicas de la Ciudad de México, es el “Caballito”, una escultura de placas de acero recubiertas de un esmalte de acrílico amarillo brillante de 28 metros de alto, ubicada en Paseo de la Reforma, Bucareli y Juárez, en el centro histórico de la capital.
La historia del doble propósito
Como mencionamos anteriormente, el proyecto del “Caballito de Sebastián” tiene dos motivos principales además de “adornar” la intersección de las avenidas. El primero es cubrir el espacio dejado por la Estatua ecuestre de Carlos IV , una pieza de bronce creada en honor al rey español. Fue creada por escultor y arquitecto Manuel Tolsá coordinador de la obra y don Juan Antonio González Velázquez director de la Academia de San Carlos, fue el encargado de realizar los planos de alzado de la planta, balaustrado, rejas y adornos. Ante el escaso presupuesto, se realizaron eventos para recaudar fondos y poder llevar a cabo la obra logrando superar ampliamente el monto mínimo estimado.
El Caballito fue colocado inicialmente en el Zócalo, pero después de la guerra de Independencia y por sus antecedentes con la corona española se movió al claustro de la Universidad, en aquel entonces situada donde hoy se levanta el edificio de la Suprema Corte de Justicia.
Mariano Arista decidió darle vida y belleza al Paseo de Bucareli por lo que la famosa obra ecuestre llegó a la glorieta de Reforma. En mayo de 1979, se encontró el lugar ideal para que se ubicara permanentemente: la explanada de la calle de Tacuba frente al Palacio de Minería en la plaza que lleva el nombre de su creador.
El segundo objetivo es proporcionar un respiradero para el drenaje profundo de una Ciudad de México en constante crecimiento, sin afectar de manera negativa la imagen del Paseo de la Reforma. El encargo de Max Hadad, dueño del edificio conocido como “El Caballito”, era simple: quería una escultura monumental que reemplazará a “El Caballito de Tolsá” y que funcionara como respiradero. Las limitaciones eran que la escultura fuera cilíndrica de 28 metros de alto por 10 de diámetro para disipar con facilidad los vapores del drenaje profundo. Carbajal comentó en una entrevista: ““Pasaba uno por ahí y le daban ganas de vomitar pero a 28 metros de altura los vapores ya no son tan molestos ni tan agresivos.” La escultura se inauguró en enero de 1992 y ha sido foco de polémica desde ese día ya que no es del gusto de todas las personas que lo ven, incluso ha sido señalado como “un armatoste”. Sin embargo, es uno de los monumentos referentes de la capital del país.
Enrique Carbajal / Sebastián
Su autor es Enrique Carbajal, quien se hace llamar Sebastián, nacido en Camargo, Chihuahua el 16 de noviembre de 1947. Es un escultor especializado en escultura monumental.
El sobrenombre surge cuando en 1965 estudiaba en la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México y se quedó dormido en su clase de pintura, por lo que su maestro lo tomó de modelo, como un Sebastián de Botticelli. Años más tarde, en una cena a la que Carbajal fue invitado como artista joven, el poeta Carlos Pellicer, quien también estaba en la cena, se le acercó y le dijo: “usted parece salido de Sebastián Botticelli”. Poco después, una periodista francesa lo describió como un Sebastián de Mantegna. Ante tantas señales, Carbajal decidió ponerse el sobrenombre de Sebastián.
Carbajal comentó: “Sebastián el Escultor” es un lenguaje, una manera de hacer escultura con un lenguaje que se llama Sebastino, un carácter de arte, ciencia y tecnología porque utilizo las disciplinas de la ciencia y la tecnología avanzada para poder concebirles, y ya lo que yo hago en mi lenguaje, que es, un poquito también el sentimiento poético que se le pone, que es parte del creador, pues Sebastián”.
Realizar la escultura fue todo un reto, ya que para el artista era significativo reemplazar la emblemática obra de Manuel Tolsá, por ello decidió hacer un paralelo en el concepto plástico. Contaba en una entrevista a Proceso en 1991, que la estatua de Carlos IV “significaba la conquista, la dominación, y eso no me gusta: el caballo de Carlos IV está pisando, el símbolo de las armas prehispánicas, un carcaj, el escudo con las lanzas.” Por lo que su obra, no está pisando nada, no tiene jinete y solo es la evocación de la cabeza del animal.
Como dato curioso, existe un “mini caballito” en el Centro Cultural Los Pinos:
“El Caballito” inmortalizado en una moneda de plata
La Casa de Moneda de México, hace homenaje a través de medallas, monedas y proclamas, a distintos momentos y personajes a lo largo de nuestra historia celebrando la identidad en nuestro territorio a partir de las grandes mentes de diseñadores y artistas. En 2022, se presentó una medalla con motivo de los 55 años de carrera artística de Enrique Carbajal.
Se trata de una medalla de plata, de 42 milímetros de diámetro. El diseño de la pieza, trabajado por el equipo de Diseño, Escultura y Grabado de Casa de Moneda de México, nos presenta al anverso la efigie del Maestro con el texto “Sebastián Escultor” y en el reverso su obra escultórica más representativa en la Ciudad de México, “el Caballito”, como motivo principal junto con la ceca de la Casa de Moneda, al contorno de la figura los textos: 55 años de artista plástico y Caballito de Sebastián.
Las imágenes y el copyright del artículo “El Caballito: el discreto respiradero del drenaje profundo en Ciudad de México” publicados en http://www.patadeperroblogdeviajes.com pertenece a Paula Ithurbide. Es necesario el consentimiento expreso de su autora para la publicación o reproducción, parcial o total, a través de medios impresos, online o a través de cualquier otro medio o formato.