En el desierto brasileño encontramos una novela donde la figura de Baleia, una perra mestiza, emerge no solo como un personaje, sino como un poderoso símbolo de resistencia, amor y esperanza.
ATENCIÓN: SPOILER AL FINAL DEL POST
En Brasil, el sertón (en portugués sertão, plural sertões, proveniente de desertão, “desiertón”, o desierto grande) es una vasta región geográfica semiárida del Nordeste del país, que incluye partes de los estados de Sergipe, Alagoas, Bahía, Pernambuco, Paraíba, Rio Grande do Norte, Ceará y Piauí.
“Vidas Secas”, escrita por Graciliano Ramos y publicada en 1938, es una obra fundamental en la literatura brasileña, especialmente dentro del género del realismo social. Este libro retrata la lucha por la supervivencia y la dignidad humana en un ambiente hostil y despiadado, reflejando la realidad del sertão brasileño, una región árida y empobrecida.
La novela sigue la vida de Fabiano, su esposa Sinhá Vitória, sus dos hijos y su perra, Baleia, en su lucha diaria por sobrevivir en un entorno donde la familia se enfrenta a la pobreza extrema, la injusticia social y la constante amenaza de la naturaleza.
Los capítulos son publicados inicialmente separados, como cuentos, hasta ser reunidos bajo la forma de lo que Rubén Braga llamó “novela desmontable”. El primero en ser redactado fue “Baleia”, después “Doña Vitória”, “Cárcel” y los otros. En carta a João Condé, fechada en junio de 1944, el autor, después de disentir con la afirmación de Octavio de Faria de que “el desierto” ya se agotara como motivo literario, expone su punto de vista sobre la historia de Fabiano:
“Hice el librito, sin paisajes, sin diálogos. Y sin amor. En eso, al menos, debe ser original. Ausencia de campesinos bien hablantes, incendios, inundaciones, ponientes colorados, amor de caboclos. Mi gente, casi muda, vive en una casa vieja de hacienda; las personas adultas, preocupadas por el estómago, no tienen tiempo de abrazarse. Hasta una perra es una criatura decente, porque en la vecindad no existen galanes caninos.”
La historia fue llevada al cine en 1963 (ver película completa al final de este post) a través del director Nelson Pereira. El rodaje tuvo lugar en Minador do Negrão y Palmeira dos Índios, en el interior de Alagoas. La película se considera parte de la primera fase del movimiento cinematográfico Cinema Novo.
Es la única película brasileña nominada por el British Film Institute como una de las 360 obras fundamentales. Fue catalogada como “clásico nacional” y se incluyó en el libro 1001 películas para ver antes de morir, de Steven Jay Schneider. Vidas Secas se ubicó entre las ocho mejores películas latinoamericanas de todos los tiempos.
El personaje de Baleia:
Baleia es más que una mascota para la familia de Fabiano; es un miembro esencial, una compañera en su lucha diaria por la supervivencia. A través de Baleia, Ramos logra algo extraordinario: humanizar el sufrimiento y la resistencia de esta familia. La perra comparte las alegrías y penas de sus dueños, sus momentos de desesperación y escasas alegrías. A través de sus ojos, experimentamos la realidad brutal del desierto, pero también vislumbramos momentos de ternura y amor puro.
“Baléia (…) ahuyentaba las moscas sacudiendo las orejas marchitas… (…) Una angustia le apretó el pequeño corazón.” (Fragmento del libro)
Baleia como símbolo:
Baleia representa la inocencia en un mundo que parece haberla perdido. En un entorno donde la supervivencia es la única ley, sus pequeñas alegrías y su lealtad incondicional aportan una dimensión de humanidad a la cruda realidad de la familia. Su presencia y comportamiento contrastan con la dureza del entorno y de las personas que la rodean, haciendo aún más patente la crueldad y la injusticia de su mundo.
“La perra Baleia lo acompañó en aquella hora difícil. Descansaba junto al fogón, dormitando al calor, a la espera de un hueso. Probablemente no lo recibiría, pero creía en los huesos, y el torpor que la acunaba era dulce. Se movía de cuando en cuando, ponía en la dueña las pupilas negras donde brillaba la confianza. Admitía la existencia de un hueso grande en la olla, y nadie le sacaba esta certeza, ninguna inquietud perturbaba sus deseos moderados. A veces recibía puntapiés sin motivo. Los puntapiés estaban previstos y no disipaban la imagen del hueso.” (Fragmento del libro)
“Baléia se enojaba, cabeceaba y no podía dormir. (…) Barrido el piso con la escoba, se escurriría entre las piedras, se enroscaría, se dormiría al calor, sintiendo el olor de las cabras mojadas y oyendo rumores desconocidos, el tic-tac de las goteras, la cantinela de los sapos, el soplo del río inundado. Animales pequeños y sin dueño irían a visitarla.” (Fragmento del libro)
La muerte de Baleia:
Uno de los momentos más desgarradores y simbólicos de “Vidas Secas” es la muerte de Baleia. Este suceso es una poderosa metáfora del fin de la inocencia y la pérdida de la esperanza. La forma en que la familia lidia con su muerte es un reflejo de su propia lucha por la supervivencia y cómo, incluso en la pérdida, deben continuar adelante.
En “Vidas Secas”, Baleia es más que un personaje secundario; es el corazón emocional de la novela. A través de ella, Graciliano Ramos nos muestra cómo, incluso en las circunstancias más duras, la capacidad de amar y ser leal nunca desaparece completamente. Baleia es un espejo en el que se reflejan los desafíos, las alegrías y las penas de la vida, recordándonos que en medio de la adversidad, la esperanza y el amor pueden florecer de las formas más inesperadas.
El copyright del artículo «Baleia: el corazón del sertão en 'Vidas Secas' de Graciliano Ramos», publicado en http://www.patadeperroblogdeviajes.com pertenece a Paula Ithurbide. Es necesario el consentimiento expreso de su autora para la publicación o reproducción, parcial o total, a través de medios impresos, online o a través de cualquier otro medio o formato.