El guardameta se dejó marcar ante su rival y anfitrión Italia, en la final del mundial de 1934, para evitar que Mussolini cumpliera sus amenazas de muerte sobre los jugadores italianos si éstos no ganaban el torneo.
František Plánička nació el 2 de junio de 1904 en el Imperio austrohúngaro (hoy República Checa). Al comienzo de su carrera jugó en distintos clubes modestos, mientras trabajaba para ayudar en la economía familiar. En 1923 se presentó en el Slavia Praga y a pesar de su baja altura (1,72 metros), convenció a los técnicos por sus reflejos y estilo acrobático, por el que luego fue apodado “el gato de Praga”. Tras la creación de la liga checoslovaca en 1925 firmó un contrato profesional.
Mundial de Fútbol – Italia 1934
Con Plánička bajo los palos y consolidado como uno de los mejores en su posición, Checoslovaquia llegó a la final ante Italia que en ese momento se encontraba bajo el mandato de Mussolini, quien no iba a tolerar una derrota en la final ante 50.000 italianos.
La noche anterior al partido, en la concentración italiana recibieron la “visita amenazante” de Mussolini, quien les advirtió que, si no obtenían la victoria en la final, los degollaría; pasando su dedo índice sobre su cuello.
En los primeros 45 minutos, el “Gato de Praga” frustró todos los intentos de la delantera italiana, integrada por los jugadores Schiavio, Orsi, Meazza, Guaita y Ferrari. Cuando a los 76′ Vladimir Puc abrió el marcador para los checos, el estadio enmudeció. Orsi empató a nueve minutos del final llevando el partido al tiempo suplementario.
Un hombre de Mussolini entró al vestuario en el entretiempo, y entregó una nota manuscrita al seleccionador italiano que decía: “Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”.
En el minuto 95 de la prórroga, un débil disparo esquinado de Schiavio “batió” la portería de František Plánička, dándole a Italia su primera Copa Mundial. Schiavio no podía creer que Plánička no atajara su remate pero la mirada de complicidad del portero al buscar la pelota en el fondo de la red fue suficiente para que el italiano comprendiera que el arquero consideró que era más valiosa la vida de los italianos que la Copa del Mundo en manos checas.
Después de aquel gol, Schiavio no festejó su título . Fue su última participación con la selección italiana.
Sesenta años después, cuando Plánička ya había muerto, su nieto encontró una carta que decía: “Gracias, nos salvaste la vida. Afectuosamente, Angelo Schiavio“ acompañado de una medalla de oro.
Mundial de Fútbol – Francia 1938
En 1938 jugó su segundo mundial (en ambos torneos portó el brazalete de capitán) dónde enfrentó a Brasil en la llamada “Batalla de Burdeos”, encuentro marcado por la permisiva labor del árbitro Von Hertzka.
En una brusca jugada, tras chocar con el brasileño Perácio se rompió un brazo y se lesionó la clavícula, sin embargo, jugó el resto del segundo tiempo y la prórroga sin recibir ningún gol. El partido finalizó 1-1. En tiempo suplementario y ante su ausencia Brasil se impuso por 2-1.
Como sucedería con todos los jugadores de su generación, Plánička no tendría oportunidad de volver a disputar un torneo mundialista. La Segunda Guerra Mundial vendría a cancelar esa posibilidad y terminaría con la vida de muchos de ellos en los campos de batalla.
Fin de su carrera
De esta manera terminó su carrera internacional con los colores checoslovacos, con 73 partidos, número que le valió para ser el jugador con más presencias en su selección hasta 1966 cuando fue superado por Ladislav Novak.
Jugó toda su carrera (1923-1938) en el Slavia Praga de su ciudad natal, disputó 969 partidos de los cuales ganó 742. Con los “Cervenobili” ganó 8 ligas checoslovacas, 6 copas de Bohemia y la Copa Mitropa de 1938. Sus números indican 1235 partidos jugados donde solo recibió 1073 goles, un promedio de 0.86 goles concedidos por partido
Se consagró como uno de los mejores guardametas de la historia. Junto a Zamora y Combi fue el mejor de su época, en 1999 la IFFHS lo reconoció como el sexto mejor arquero de Europa y el noveno mejor del siglo XX.
Además, dejó una carrera impecable donde nunca fue expulsado o amonestado. En el año 1985 sería condecorado por la UNESCO como un ejemplo del juego limpio. Unos años después, la República Checa le entregaría una condecoración por la misma causa.
Falleció el 20 de junio de 1996 a los 92 años, siendo el último superviviente del Mundial de 1934, un par de meses después de ver como su amado equipo, el Slavia Praga, lograba coronarse como campeón de liga después de casi 50 años sin títulos.