La división territorial de México tuvo muchas variantes desde la época colonial hasta la actual. Durante el siglo XIX se fueron acomodando las nuevas divisiones y a Puebla le robaron el mar.
Cuando los españoles llegaron a América la demarcación obedecía a una cuestión práctica: la apropiación por parte de la corona española. Con las civilizaciones indígenas sometidas o destruidas entraron en juego otros factores ideológicos, políticos y religiosos.
En 1786, bajo el reinado de Carlos III se implantó en la Nueva España el sistema administrativo de las “Intendencias”, que en España funcionaba desde 1718. La primera división la formaban 12 intendencias, una de ellas la de Puebla de los Ángeles. En 1793 se añade una división más, la Gobernación de Tlaxcala que se separa de la Intendencia de Puebla.
En 1814 el Decreto Constitucional sancionado en Apatzingan establece 17 provincias. Hasta 1849, cuando fue creado el estado de Guerrero, Puebla tenía una salida al Océano Pacífico. La pérdida del acceso al Golfo de México fue ocho años después cuando el distrito de Tuxpan fue regresado a Veracruz a cambio de Teziutlán, Zacapoaxtla y Tehuacán que hasta entonces eran territorio veracruzano. Gracias a ello Veracruz logró una continuidad territorial antes interrumpida por Tuxpan, Puebla.
Puebla se extendió hasta ambos océanos por al menos 25 años pero son escasos los mapas que lo muestran. En cambio, abundan los mapas de la primer mitad del siglo XIX donde Puebla y el Estado de México se extienden hasta el Pacífico en ausencia de Guerrero. Pocos los que muestran a Puebla sin acceso al Pacífico pero con costa en el Golfo de México. Pero solo uno lo muestra con salida a ambos mares.
De esta manera el Estado de Puebla, recortado, mutilado en sus extremos, quedó aprisionado en el centro del México actual.
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