En pleno centro histórico, Boulevard 5 de Mayo y 3 Oriente, se encuentra uno de los puentes mejor conservados de la época colonial. Hoy vamos a conocer su leyenda.
En aquellos años, mantener el prestigio y el buen nombre era una preocupación constante para las familias de abolengo como la Familia Ovando que para hacer muestra de su buena situación económica, mandó construir su propio puente para cruzar el Río San Francisco y unir su propiedad (actualmente el Barrio de Analco) con el resto de la capital poblana.
Según la leyenda Ovando tuvo dos hijos: un varón, y una hermosa mujer, que llegada a los 16 años se enamoró de un poblano de clase media y enfrentó a su padre que amenazaba con desconocerla.
–“Pero yo lo amo”–, decía la doncella.
–“¿Qué tiene que ver el amor con el matrimonio?”–, respondió el enfurecido patriarca. –Primero muerto, antes que verte pedir limosna en un puente–.
Desconsolada ante la actitud de su padre, la joven lloraba por el amor que sentía hacia el joven poblano y pensaba cómo remediar la situación y llegó a la conclusión de que al perder su virginidad con su enamorado, a su progenitor no le quedaría más remedio que aceptar la unión para escapar de la deshonra.
Para lograr su objetivo, los jóvenes aprovecharon un viaje de negocios del Señor Ovando y en la misma cama que la vio nacer, la doncella se entregó a su enamorado. Sin embargo, la pareja no advirtió que dentro del armario de la joven se escondía su hermano, quien al ver la escena, empuñó su pistola y gritó: “¡Tú!”.
–“¡Hermano!”–, respondió la chica.
Enfurecido, el joven Ovando disparó al hombre que había deshonrado a su familia; pero su hermana se interpuso y recibió en su pecho, la bala que le hirió de muerte.
Como respuesta, el varón poblano de clase media intentó llegar hasta su espada; pero el noble Ovando fue más rápido y con una daga de cinto, le cortó el cuello.
Varios días de luto riguroso llenaron a la casa de la familia Ovando, cuyo hijo no pisó la cárcel al establecerse que cometió un “crimen de honor”; aunque tiempo después fue encontrado tirado en un callejón.
En Puebla, se dijo que los responsables habían sido los familiares del joven enamorado de la chica Ovando. Nadie pudo comprobarlo.
Para el padre, la tristeza por la muerte de su amada hija creció con el fallecimiento de su ya único heredero y lleno de desdicha, se entregó a la bebida y solía cruzar su puente a altas horas de la madrugada.
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Una de esas noches, llovía a cántaros mientras el Señor Ovando cruzaba el puente y justo en la entrada vio a una mujer que le dijo:
–“Señor, por la sangre de Cristo, deme una moneda”.
El hombre la reprendió: “¿Qué horas son estas de pedir limosna a la entrada de mi puente?”
Entonces, con una voz de ultratumba, la mujer le dijo: “¿No me reconoces padre? Pido limosna y la pediré a toda tu descendencia hasta el fin del mundo; porque a manos de mi propia familia he muerto”.
–“¿Quién eres?”–, dijo el hombre –“¿Acaso eres un ser del mal?”–.
–“Mírame bien, soy tu hija”–, respondió la mujer.
Horrorizado, el noble Ovando trató de escapar, negándose una y otra vez lo que acababa de ver; pero una inexplicable crecida del río le atrapó y su cuerpo fue encontrado sin vida varios días después.
Mucho tiempo después, aún se contaba entre los lugareños que esta misma silueta se paseaba por el Puente de Ovando a la media noche y si uno entregaba la limosna, podía pasar libremente; pero si no, se corría el mismo final del patriarca.
¿Dónde está el Puente de Ovando?
El Puente de Ovando forma parte de «Los Secretos de Puebla», una serie de túneles, pasadizos secretos, obras hidráulicas y elementos para la defensa de la ciudad que configuran esta red de leyendas y secretos de la historia que se entrelazan en el centenario subsuelo de la ciudad de Puebla.
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